miércoles, 25 de marzo de 2015

And they lived happily.. ever after

¿Príncipes azules? ¿Corseles? ¿Carruajes? ¿Hadas madrinas? ¿Rescates en un castillo custodiado por un dragón? ¿Y vivieron felices para siempre? ¿Dónde está todo eso?. Solo en las películas.

La mayoría cuando pequeña veía las películas de Disney y quería ser igual a su princesa favorita, tener su peinado, sus vestidos, un hada madrina y un príncipe azul. La influencia de la factoría Disney en las niñas menores de 10 años es y ha sido por bastante tiempo muy abrumadora.

Las princesas están presentes en cada ámbito de la vida de las menores. Artículos escolares, mochilas, lápices, tazas, cubrecamas, muñecas y un millar de cosas más, ¿alusivas a qué? A las princesas. A las protagonistas de esos cuentos de hadas que se transformaron en películas y que nos enseñaron una  idealizada idea del amor.

La Bella Durmiente, La Cenicienta, Blanca nieves son solo algunas de las princesas que asumen el rol de damas sutiles y sumisas a la espera del rescate o del beso de su príncipe que las devuelva a la vida. Incluso La Sirenita renuncia a su estilo de vida, a su familia, a sus amigos, ¿por qué?, por su príncipe.

En general, las princesas de las películas son percibidas como humanos, porque realizan actividades reales, pero sus acciones son lo único que traspasa la delgada línea entre ficción y realidad.

Las princesas han creado de cierta manera un estereotipo, no solo en lo relacionado con el amor, sino que también en la imagen que representan y con la cual las pequeñas relacionan a su futuro, y a su ideal de vida. Son influyentes y potenciales modelos a seguir.

Tenemos claro que los cuentos de Disney son muy antiguos, y claramente los pensamientos no son los mismos que los actuales, pero entonces ¿por qué seguimos reproduciendo lo mismo si sabemos que las cosas son diferentes?. Ah, verdad. Pues porque son “clásicos”.

Comparemos un poco.

Las princesas tienen que ser lindas, vestir bien, tener lindos peinados, hablar sin improperios, etc, etc, etc. ¿Acaso ustedes han visto alguna princesa que no luzca ostentosos vestidos o que diga alguna grosería?, pues no. Las princesas son mujeres dependientes que se dedican a las labores del hogar *con la ayuda de sus amigos animales del bosque, obviamente*, y que en su tiempo libre cantan o leen. Siempre que una princesa encuentra a su príncipe, sus problemas desaparecen. La bruja malvada muere o simplemente deja de molestarla, el príncipe mata al dragón y se casa con ella para ser felices para siempre, pero seamos realistas y aterricemos un poco. Ni siquiera existen los dragones, menos los príncipes azules.

En la realidad, vestir bien o lucir bien no es usar un vestido y un peinado con el cual parezcamos novias y así. Los jeans la llevan. Y para que mentir de acuerdo al vocabulario, si las groserías son parte del diario vivir, no mientan. En nuestros días la independencia y empoderamiento de la mujer está presente, no necesitamos depender de un hombre, y mucho menos de animales que nos ayuden a limpiar.

Hemos dejado de creer en fantasías, o simplemente nos hemos dado cuenta de la realidad. Por eso es nuestro trabajo que las niñas que hoy en día ven esos “clásicos” de Disney, entiendan que no son más que eso, películas clásicas.

Es bastante triste crecer con la idea de un mundo maravilloso en donde todos viven felices por siempre, los villanos mueren y todo es color rosa, para luego darse cuenta que las cosas no son así y llevarse una gran decepción. Por eso hay que aprender a diferenciar lo real de lo fantástico, marcar las líneas y entender que no es necesario ser igual que las princesas, que las hadas, las brujas, los dragones y los hechizos de medianoche no existen, y que no hay que esperar toda la vida a que llegue un príncipe en un carruaje para ser felices :D.

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